El rincón de mi alma...¿SABES CÓMO LO HAGO?... Buscando entre los amores, las personas, los lugares, los versos, los libros, las imágenes... que se alojan eternamente en mí. Hoy lo hago desde uno de los lugares mas especiales de mi alma, donde se encuentra MI MADRE...
He recibido de Cuba un retrato de mi mamá, poder tener una fotografía de un ser querido en estos tiempos es lo mas normal del mundo; hoy por hoy podemos dejar huellas diarias de todo lo que hacemos a un ínfimo coste. Los que tenemos algunos años ya , poseemos escasas fotos de nuestra niñez y menos aún de nuestros padres , ahora los niños son fotografiados casi todos los dias, tengo una amiga muy lejos que nos hace llegar varias veces a la semana imágenes de su niña y estamos siguiendo, todos sus amigos regados por el Mundo, los avances de su pequeña, casi a diario. Por lo que para las personas que no la conozcan, me refiero a Sonia, mi madre, no encontrarán nada especial en ello; sin embargo los que la conocen saben muy bien, que cuando se trata de mi madre, poderla fotografiar es un acontecimiento insólito; por esa razón es que cada vez que miro esa fotografía irremediablemente lloro, porque ella a decidido desde hace unos 20 años aproximadamente, no dejar huellas de su rostro bajo ningún concepto; esa es una de las tantas manías que ha asumido, pero de tal manera que es capaz de dejar de hablarle a una persona, sea quien sea, por el mero hecho de intentar hacerle una foto.
Ver la tele sentada de espaldas al equipo, o enterrar, lógicamente en un sentido no exacto de la palabra , a todo el que haga lo contrario a lo que ella piense y quiera, son otras de esas costumbres enexplicables, de mi madre; proveniente de una gran estirpe de mujeres caprichosas y testarudas, mi bisabuela Juana Méndez, mi abuela Angela Hernández, y ella Sonia de la Peña, que se han caracterizado por no ponérnosla fácil a las generaciones que tienen que cuidarlas, desde los comienzos se le ha llamado en el argot familiar..."la herencia de las Méndez"..., pero sin embargo las propias víctimas, se convierten en poseedoras del maleficio; por lo que cabe preguntarse ahora... ¿Se las pondré yo tan difícil a mi hijos, adquiriré también esas extrañas manías, y caprichos de mis predecesoras?...
La llegada de esa foto me ha hecho pasar momentos tristes, agrabados por la distancia y el tiempo que me separan de nuestro último encuentro; que se va quedando ya bastante lejano en mi mente, y con la certeza de que será irremediablemente la última foto que me quedará de ella y eso gracias a los que lograron con mucha magia y empeño algo casi imposible, hacerle una foto a Sonia, mi madre.
No puedo mostrar aquí la nueva foto de mi madre, para no faltar a su extraño deseo, inentendible por cierto, puesto que siempre ha sido muy guapa y presumida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario