El rincón de mis libros ...¿SABES CÓMO LO HAGO?... Recordando mis primeras lecturas, los primeros libros, los que han formado parte de mi vida, y los que descubro cada día...Hoy lo hago navegando en   mis primeras lecturas que llenaron inquietudes y sembraron otras, un viaje maravilloso ... 
 ...Todo aquel que lee, deja en un cajón de sus recuerdos una anécdota más para su existir...
                                                                                                         (Anónimo)
A menudo reflexiono sobre aquellas primeras cosas  que despertaron mi interés por leer, creo que un papel  muy importante jugó el librero de mi padre,  hace tres años cuando estuve en mi casa, lo volví a ver;  mi madre nunca entendió que aquello tuviera sentido: tantos libros por gusto, atrayendo polvo y poco mas después de que  ya habían sido leídos... pero  aún muchos estaban ahí y en el mismo lugar, algunos de  los que leí por entonces y otros de los que solo sabía su presencia, y el color de sus lomos, sobrevivientes todos de la acción de una de las nueras de mi madre, que heredó su criterio y que si tuvo el valor de tirar muchos.
El librero de mi padre era una mezcla increíble, podías encontrar clásicos de todo tipo de literatura: bibliografía  técnica del mundo de la electricidad, libros llegados por la irrumpida presencia rusa y comunista... en  fin que estudiándolo un poco  podrías conocer perfectamente la historia del lugar y momento en que vivió, que era en definitiva su propia historia. De allí salieron lógicamente mis primeras lecturas, de libros heredados, lo que explica como fue que leí cosas que hoy por hoy no forman parte de mi prioridad;  la vida es tan corta, y el tiempo de una mujer y madre, para ocuparse de ella misma es tan escaso, que hay que elegir muy bien, a que se lo quieres dedicar, por lo que me tuve que volver muy selectiva por obligación. 
En la adolescencia y primera juventud, cuando todavía mis estudios me  absorbían menos que  en los años en que ya iba  a la universidad; leía todo lo que me llegaba, al punto que leí con igual ilusión hasta las novelitas de Corín Tellado, que fue lo único que vi leer a  mi madre, recuerdo que ella  las adquiría intercambiádolas con otras personas; tenían algo así como un club de lectores, que intercambiaban solo novelas de ese tipo; aunque ahora que lo pienso bien, quizás yo  las leía  porque tenían mucho que ver con mi naturaleza romántica,  por lo que cuando andaba entre los catorce o  quince años mi corazón latió con muchas de ellas.
Repasando en mi mente,  haciendo un ejercicio de memoria enorme, he podido precisar con lujo de detalle las primerísimas cosas que leí en mi vida, y como en miles de niños de muchas generaciones, en mis primeras lecturas jugaron un papel muy importante  los personajes de Disney; no se como estaban en mi casa, y mucho menos quien fue su verdadero dueño, solo se que habían cinco o seis libros de  historietas  de esos peculiares personajes. Por aquel entonces, en Cuba ya no se pasaban en la tele  lo muñes americanos (muñes era como  solíamos llamarle a los animados), ya aquellos personajes que nos fascinaban como Betty Boop, El pájaro loco, Las dos Hurracas, Micky Mause y todos sus amigos, habían sido sustituidos por otro tipo de animados, rusos principalmente;  pero sin quitarle el mérito a algunos de ellos,  tenían muy poco que ver con nuestra cultura e idiosincrasia, que ya estaban influenciadas,  quisiéramos aceptarlo o no, por la presencia, durante mas de un siglo, de la cultura norteamericana  en nuestro país. 
Quizás por esa nostalgia por los personajes  o porque en realidad  suelen gustar a todos los niños, pues tienen todos los ingredientes para ello, me leí miles de veces aquellos escasas historietas, que ya habían llegado a mis manos bastante deterioradas, pero igual de mágicas  y que pasaron a mi historia como mis primeras lecturas.

 
"Había una vez" fue  el libro de cabecera de muchos niños de mi generación, y me atrevo a decir que muy posiblemente lo sigue siendo en estos momentos en Cuba, no se si fue editado aquí en España, porque su autor Herminio Almendro era español, aunque muy ligado a la historia cultural de La Isla; en sus páginas se alojan las mas bellas historias: "La gallinita dorada", "Los tres osos", "La caperucita roja", "Cucarachita Martina"  y tantos mas; tengo que haber leído muchas veces las historias de este libro;  no logro recordar como era  la carátula del mío, pero si recuerdo sus dibujos interiores y también que me gustaba mucho mas la segunda parte. No se como se sienten las  personas que hacen estas cosas para niños, pero saber que generaciones y generaciones de ellos  han disfrutado de tus obras,  ha de ser  una sensación fascinante. Muchas fueron también las veces en que les leí a mis hijos cuentos de "Había una vez", mi primer libro. 
Después de "Había una vez", tuve la suerte de disfrutar de otro libro maravilloso, "Cuentos y Estampas", puedo asegurar que fue el que mas  que me gustó de niña; cierro los ojos y en mi mente puedo tocar la superficie de su carátula, la edición era bella: de color rojo tirando a naranja y sus cuentos preciosos, era de un escritor ruso  Vladimir Suteviev;  cuentos como "Bajo una seta", La barita mágica", "La manzana", y  "Ruedas diferentes"; el que mas me gustaba de todos y que contaba la historia de un  oso que deja abandonada  un vieja carreta y de como el resto de los animalitos  se llevaron  las ruedas para darle utilidad entre todos;  cuántas veces habré leído esa historia, que mostraba  de una manera tan bella, entre otras enseñanzas, las tantas utilidades de la rueda, el gran invento. Es realmente entrañable este libro.

 
María Isabel  Valdés, mi maestra de quinto grado, fue la artífice de que  leyera mis dos primeros libros de literatura para adultos, que en realidad fueron cuatro,  porque "Las mil y una noche" estaba editada en  tres tomos; el primero fue "Mitos y leyendas de la antigua Grecia". Cuando vienen a mi mente mis primeros estudios, como un flechazo llega el recuerdo de  su aula. El aula de quinto de María Isabel , quedaba según se entraba en la escuela, la primera a la izquierda; había sido  también el aula de quinto de mi padre, Mariano Valdés, y también ella su maestra; los tres éramos Valdés, no parecía que fueramos parientes, pero si nos unía algo en el pasado, nuestro apellido, terminado en  s y no z, era el apellido que recibían los niños de la "Casa Cuna", como le llamaban al lugar donde se recogía a los  pequeños  sin familia, como era el caso  de nuestra ilustre Cecilia Valdés, protagonista de la novela cubana mas relevante, por lo que tendríamos muy probablemente antepasados de aquel lugar,  o  ya que éramos  del mismo pueblo,  probablemente un antepasado común.   
Recuerdo a mi maestra, como si ahora mismo la estuviera mirando, era la mujer mas dulce y delicada que he conocido, dedicada en cuerpo y alma a la educación, apasionada con su trabajo;  y con esa pasión nos adentró en el mundo de la historia antigua: Grecia, Egipto, Mesopotamia , India, China...  todos eran el contenido de estudio de la asignatura de Historia del grado quinto de primaria; recuerdo que nos citaba en horarios extras, para continuar las clases y poder profundizar mas y recuerdo también las  muchas noches  que  soñé con todo aquello; de la misma manera nos mandó a comprar libros relacionados con la materia, uno de elllos resultó ser "Mitos y Leyendas de la Antigua Grecia", y justo he logrado encontrar una foto de la edición que tuve; fue bello adentrarme en aquellas historias y sus personajes, todos estamos absorbidos por aquella mitología; Anisia Miranda, su autora, con un  lenguaje muy sencillo supo hacernos llegar magistralmente todo aquel mundo de mitos y leyendas.
"Las mil y una noches", también recomendado por  la maestra María Isabel, llegó a mis manos, no solo para ilustrarme el ambiente y las costumbres del mundo árabe medieval, que era su objetivo; aquel libro llegó a mí  también,   para convertirme  por siempre en una lectora y además me adentró prematuramente en el mundo adulto. Vestida de fantasías,  alfombras voladoras, magias, hechizos, trajes dorados y  suntuosos castillos me llegaba la descripción de  sentimientos tan bellos y sublimes como  el amor; pero también por primera vez,  supe de la existencia de la envidia, el odio, las bajas pasiones, y la muerte, la natural y la provocada  por otro ser humano; pero  por sobre todas las cosas,  "Las mil..." me mostraba lo mas desconocido e insospechado a mis diez años, las descripciones de las orgías de las princesas con sus esclavos, me llenaron de curiosidad, aligeraron mi lectura, y sembraron una maravillosa en inquietante  semilla en mi, que me llevó a descubrir mi cuerpo y sus  deseos. Recuerdo un día en que mi médico,  que  por alguna razón estaba  en nuestra casa,  comenzó a entablar una charla conmigo, yo le hablé de mis lecturas  y él, conocedor, alertó a mis padres sobre las características del libro,  pero ya  en aquel momento,  me había  bebido como de un solo sorbo los tres tomos de las maravillosas historias entrelazadas que embelesaron a un rey durante mil y una  noches.
Lo que sucedió después en materia de lecturas, fue que sucesivamente y en este orden leí "Las aventuras de Tom Sawyer",  resultó ser una lectura muy triste, describía otro mundo, una vida muy lejana a mi bonita realidad, pues tuve una infancia privilegiada e inolvidable; pero me mostró que también existía el amor ingenuo, lindo y limpio como el que por entonces yo andaba experimentando,  y algunas moralejas a las que recurrí muchas veces cuando aparecían los conflictos de mi joven vida. "El cerebro de Donovan", madre mía, que lejos estaba aquello de lo que en un futuro me gustaría leer, sencillamente lo cogí de los del librero y lo leí, solo recuerdo que muchas veces me desperté mal durmiendo a causa de aquel cerebro que podía llegar a dominarlo todo, y resultó que sin quererlo había conocido una obra maestra del terror y el supenso.
 Las "Ilusiones perdidas", fue mi primer clásico, después llegaron muchos libros del detective Poirot; "El asesinato de Roger Ackroyd", era  mi preferido, tal vez por lo sorpresivo e ingenioso del desenlace; aún recuerdo a mi padre amenazándome con decirme quien era el asesino, yo le suplicaba que no lo hiciera porque desde entonces ya estaba poseída por la manía de no querer conocer como terminan las historias,  porque si sucede,  pierdo automáticamente todo interés: en este caso le  agradecí especialmente, que no me lo llegara a decir,  porque así logré proteger lo mejor del libro, el final. Hoy por hoy por nada del mundo me leo un policíaco.
En fin que estas fueron mis primeras lecturas, las que en definitiva  resultaron ser las  encargadas de  romper con mi inocencia, y   abrirme la ventana a  esa gran verdad que es la vida. 
                       ...Yo soy lo que he leído...
                                    
Hoy mi  GIRASOL es para María Isabel Valdés, mi maestra de quinto grado; te recuerdo porque me abriste la puerta al conocimiento...